Niños y miedos

Desde bien pequeños podemos observar a niños con determinado tipo de temores o miedos. Es importante decir, que todos los miedos son infundados y/o aprendidos. El ser humano no nace con un miedo predeterminado a volar (aerofobia) o con miedo a los perros (cinofobia) o miedo a la oscuridad (escotofobia) sino que son emociones y sensaciones que se van aprendiendo por diferentes acontecimientos o por aprendizaje observacional, es decir, adquisición de conocimientos por medio de la observación conductual de otros.

Uno de los miedos más comunes y que más se dilatan en el tiempo, convirtiéndose así en uno de los más presentes en la edad adulta, es el miedo al rechazo o miedo al rídiculo.

Por ello hoy os proporcionaré unos pequeños recordatorios acerca de cómo trabajar los temores con los niños.

  1. Cuando un niño tienen miedo hay que dejarle su tiempo a la hora de desensibilizarlo. En caso de ejercer una excesiva presión podremos provocar el efecto contrario y aumentar el miedo al estímulo o generar miedo a estímulos nuevos.
  2. El refuerzo positivo (ánimos, elogios…) son esenciales en la educación y trato con los niños. Tener adultos a su alrededor que le animen y apoyen será un factor fundamental en la evolución del menor y tendrá un fuerte impacto en la autoestima, y por tanto, en el bienestar psicológico del menor.
  3. Como comentábamos la imitación o aprendizaje observacional es uno de los más utilizados en edades tempranas, por ello, es importante que los adultos muestren una actitud de afrontamiento ante los mismos.
  4. Superar el miedo al fracaso haciendo entender a los niños que no son números, que su valía no depende de unos objetivos alcanzados, que ellos son más que eso.
  5. La práctica y/o realización es fundamental en estos casos. Animar, apoyar y acompañar al niño en la realización de la actividad es fundamental. Enseñarle el afrontamiento como medio de superación es el arma más poderosa que podamos proporcionarle a un niño para superar sus miedos.
  6. La eliminación de los objetos o estímulos que le proporcionen miedo al niño no deben ser retirados de forma inmediata. El niño/a debe entender que en la vida encontrará estímulos que no le agraden y deberá trabajarlos, no perdiendo así la posibilidad de superar sus dificultades y avanzar.
  7. Y por último, recuerde. Ninguno de nosotros nacemos con miedo. Los miedos se aprenden y, por tanto, también se pueden desaprender.

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Imagen: desconocido
Texto: Mercedes Alberola