El pasado domingo dimos la bienvenida a la primavera. Con su llegada nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios y alteraciones (algunos positivos y otros no tanto) que influyen directamente en nuestro estado de ánimo. Las emociones en primavera están a flor de piel, sentimos que se acumulan en nuestro interior después de haber estado adormecidas durante el invierno e incluso nos invaden unos nervios que no sabemos explicar pero… ¿A qué se debe?
La sabiduría popular dice: “la primavera la sangre altera” y no va mal encaminado. Y es que aunque no se produzcan cambios en nuestra sangre, sí lo hace nuestro ánimo, llegando a sentir cansancio y melancolía en algunos casos o, todo lo contrario, exaltación y alegría en otros.
Según la directora de Método Vincii, Mercedes Alberola: «Está comprobado que la primavera es la estación que más efecto tiene sobre nuestra respuesta hormonal y comportamental.”
Entonces, ¿A qué se debe que nos afecte tanto la primavera? Principalmente a dos factores: el aumento de las horas de luz durante el día y el aumento a su vez de las temperaturas. Nuestro sistema nervioso empieza a fabricar más cantidad de hormonas de la felicidad que afectan directamente en nuestro estado de ánimo.
Está claro que no a todas las personas les afecta de la misma manera ni con la misma intensidad pero en mayor o menor medida se sufren cambios en nuestro estado anímico.
Se pueden producir dos cambios opuestos según la persona:
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Por un lado se va a experimentar la alegría y exaltación.
Se da en aquellas personas que relacionan el inicio de la estación con aspectos como el salir más, hacer más actividades al aire libre, relacionarnos más con otras personas, aprovechar más el día… todo lo que puede hacer sentirnos más vivos, positivos, llenos de energía y más alegres que nunca. La explicación a este estado de máxima plenitud se debe a la liberación de serotonina, dopamina y oxitocina. Todas ellas hormonas relacionadas con la felicidad, el placer y el alivio del estrés.
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En el lado opuesto, nos encontramos con la astenia primaveral o depresión primaveral.
Predomina una sensación de decaimiento general: cansancio, falta de energía, dolores de cabeza, falta de memoria, sentimos que necesitamos más horas de sueño y nos inundan emociones como la soledad y la tristeza de manera inexplicable. Es al mismo tiempo producido por esos cambios de temperatura y horas de luz que en algunas personas tienen efectos positivos pero en estos casos lo que ocurre es que se producen alteraciones en los niveles sanguíneos de algunos neurotransmisores.
Por ejemplo, la luz del sol libera melatonina que favorece el sueño, el calor reduce la presión sanguínea y el cuerpo consume más energía. Todo ello favorece a la aparición del cansancio, la debilidad y la somnolencia.
Desde Método Vincii queremos mostrar la cara positiva y explicar que estos son síntomas que no suelen durar demasiado, solo el tiempo necesario hasta que el cuerpo se adapta a los factores de la nueva estación.
Practicar deporte, una alimentación equilibrada y dormir bien ayudarán a sentirnos mejor con la llegada de la primavera.
Recordad: nada es eterno.
MÉTODO VINCII
Mercedes Alberola Gómez
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