El día que me quedé huérfana.

Nadie me dijo que ésto sucedería. Nadie me contó que ésto iba a pasar (de haber sido así tampoco lo habría creído). Nadie me explicó ni me preparó para ésto. Nadie me habló de lo que significaba la palabra “Abandono” ni lo que supone de por sí. Probablemente uno de los sentimientos más debastadores de los que te vas a encontrar a lo largo de tu vida. El sentimiento más profundo y demoledor de todos y para el que menos nos preparan en esta sociedad. Y me enfada que no lo hicieran. Me molesta que nadie me preparara para este sentimiento. Que nadie me dijera que habría un momento de mi vida en el que todo se derrumbaría y el abandono lo invadiría todo o (ya) la nada.

Ojalá me hubieran explicado que las cosas cambian. Que las personas entran y salen de tu vida. Que vienen, mueren, decepcionan, se van y abandonan. Ojalá me hubieran enseñado a entender que nada es eterno. Que lo que te rodea ahora mismo no tendrá ni lo hará siempre. Que el amor viene y se va. Que las personas se van y no siempre vuelven. Que puedes perderlo todo y quedarte en la nada. Que el mundo que conoces se puede desmoronar. Que el cuidador no siempre cuida, que en ocasiones daña y mucho. Que el cuidado y la protección no son bienes ni estables ni seguros. Que todo puede convertirse en nada.

Ojalá me hubieran explicado lo que ahora ya sí sé. Que las cosas cambian. Que las personas entran y salen de tu vida. Que vienen, mueren, decepcionan, se van y abandonan. Que nada es eterno por mucho que nos dé seguridad aferrarnos a esa efímera idea. Que lo que me rodea no lo hará siempre y alegrarme porque sea así, ya que eso me permitirá conocer y evolucionar más. Que el amor puede irse pero siempre hay que celebrar que estuvo. Que las personas se van pero hay que aprender el legado que dejaron en nuestras vidas. Que puedes perder muchas cosas, que el mundo que conoces se puede desmoronar, que los que te deben cuidar pueden no hacerlo pero, sobre todo, debes aprender que nunca estarás sola/o que siempre te tendrás a ti mismo y eso supone que siempre tendrás a alguien que te cuide, que te quiera, que te respete y valore.

Así que aprende y recuerda: «Pase lo que pase. Nunca estarás sola/o.»

Imagen: desconocido.

Texto: Mercedes Alberola.

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