Puede parecer sencillo pero no a todo el mundo se le da bien el hecho de pedir. En ocasiones resulta bastante costoso entender que como seres sociales que somos no siempre podemos llegar a nuestros objetivos nosotros solos y que en ocasiones debemos solicitar ayuda ya que el hecho de no hacerlo puede volverse en nuestra contra y proporcionar un perjuicio que no esperábamos.
Si tu objetivo es tener una buena autoestima y conseguir ser una persona asertiva, el hacer y rechazar peticiones será una de las técnicas que tengas que comenzar a poner en práctica.
Para realizar una petición lo primero, como siempre os comento, será analizar bien la situación, es decir, observar si la petición que vamos a hacer o que nos han hecho tiene lógica y/o sentido. Si es factible y si no supone un detrimento para nosotros o para la otra persona. Una vez analizado esto deberemos cuidar muy bien el momento en el que vamos a transmitir nuestra petición y la forma en la que vamos a hacerlo ya que en caso de no hacerlo bien podría suponer no conseguir nuestro objetivo.
Hacerlo de una forma asertiva siempre ayudará pero en caso de no funcionar como esperábamos o al menos no desde el primero momento deberemos predisponer a los demás a nuestro favor.
En cambio, rechazar peticiones puede suponer una labor mucho más compleja para unos que para otros. En estos casos también habrá que poner en práctica la asertividad y al igual que a la hora de realizar una petición también deberemos antes de nada analizar bien la solicitud que nos han planteado y valorar el detrimento que pueda suponer para ambas partes.
Dejarás de ser asertivo contigo mismo/a en el momento en el que accedas a algo que en realidad no deseas hacer, y será justo en ese momento en el que pierdas el respeto hacia ti mismo/a. Por ello, ser capaces de decir no con naturalidad y sin que nos invada el sentimiento de culpa al hacerlo será un objetivo a alcanzar. Expresarlo de una forma directa, clara, amable y breve siempre ayudará.
Para más información 674-276-701.
Imagen: desconocido.
Texto: Mercedes Alberola.