Claves para saber si he desarrollado un trastorno adictivo

“Las drogas son más necesarias cuanto más vulnerables son las personas”.

Esta es una de las frases con las que más me gusta empezar mis conferencias en materia preventiva y a las que acuden personas interesadas en saber si han generado o no un trastorno adictivo o en qué parte del proceso se encuentran. Y es por eso por lo que siguiendo el hilo del texto anterior y conociendo la creciente demanda en este ámbito, voy a hablaros sobre cómo saber y cuáles serían los procesos habituales por los que se genera una adicción.

La pregunta sería la siguiente: ¿Cuál es el procedimiento normal en una adicción?

Al hablar de adicciones tenemos que ser consciente que una vez generado el Trastorno adictivo, la adicción en sí, dará igual la sustancia o conducta que la esté generando. Es decir, la base del trastorno es similar independientemente de que hablemos de una adicción a la cocaína, al alcohol, a los video-juegos o a las compras. En absolutamente todos los casos veremos una necesidad de escape y evasión por parte de la persona que ha generado la conducta adictiva.

Pero, ¿Cómo puedo saber si he generado una adicción? Para comenzar, la conducta en si siempre debe suponer una conducta placentera y recompensante para el sujeto que la realiza, lo cual provoca que en el momento en el que la persona no está implicada en la conducta/actividad los pensamientos comienzan a aumentar y, por tanto, la conducta comienza a hacerse cada vez más frecuente y el tiempo que se emplea en llevarla a cabo va aumentando frecuencialmente. La persona empieza a experimentar un deseo intenso con expectativas muy altas de consumo que no se ven saciadas en la realidad pero mantiene la conducta a pesar de las consecuencias negativas que empiezan a aparecer (pérdida de dinero, problemas en el ámbito familiar, laboral y/o escolar).

Es aquí cuando comienzan a aparecer las primeras ocasiones en las que el sujeto toma conciencia de la problemática y surgen los primeros intentos fallidos de abandono y deshabituación de la conducta adictiva. No olvidemos que la mayoría de pacientes antes de acudir a consulta han sufrido al menos uno o dos intentos de abandono del consumo que no han llegado a mantenerse en el tiempo y que en la mayoría de los casos los consumos se siguen sucediendo pero no por el efecto placentero si no por aliviar el malestar que ya está produciendo la sustancia o conducta en si.

La capacidad de aguante es cada vez menor ante las emociones negativas que el consumo está generando y ante el dolor que generan los momentos de lucidez, momentos sin consumo, en los que la persona percibe ráfagas de lo que realmente está sucediendo en su vida, es aquí cuando la frustración cobra una fuerza desmesurada.

La conducta adictiva se agrava y las actividades cotidianas se ven interferidas pasando a un segundo o tercer plano. El entorno familiar y/o de pareja se torna disfuncional, el rendimiento académico comienza a disminuir y el ámbito laboral se pierde productividad y eficacia. En ocasiones los problemas económicos empiezan a florecer y con ellos, en algunos casos , los robos, hurtos, empeños…etc. Además de problemas de salud en los casos más cronificados.

Es aquí cuando ya puede decirse que se ha generado un trastorno adictivo y, por tanto, debemos poner un punto y final en nuestro patrón de conducta, tomar conciencia de la problemática, afrontarla, tomar las riendas de tu vida y sobre todo decidir dar el paso de ponerse en manos de un profesional del campo de la psicología.

Imagen: desconocido

Texto: Mercedes Alberola