AYUDA es una de las palabras que más cuesta pronunciar y que sólo hacemos cuando nos encontramos en un momento de extrema necesidad.

Desde gran parte de la sociedad se nos ha transmitido la falsa creencia de que pedir ayuda es de débiles y que lo correcto es solucionarnos nosotros mismos los problemas y soportar en silencio la frustración que eso genera. La realidad es que ninguno/a de nosotros/as podemos con todo, la realidad es que todos/as en algún momento de nuestra vida necesitamos alguien que nos guie en el camino de la vida, que nos acompañe en un momento complicado y que ponga luz cuando sólo vemos duda, incertidumbre, miedo y oscuridad.

Es muy importante pedir ayuda pero sobretodo es de personas valientes, capaces de romper con los esquemas sociales y no tener miedo al qué dirán. Los valientes no son los que se “tragan” el problema o los que no hacen nada para solucionarlo, o los que lo esconden debajo de la alfombra pensando en que en algún momento se descompondrá y desaparecerá. Los valientes son los que afrontan que las cosas no van como a ellos les gustarían y conscientes de ello recurren a un profesional.

Ir a terapia es sano, pedir ayuda es necesario.

Ir a terapia es de valientes.

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